El autor señala que la Historia es el oficio de la Comprensión, debido a que integra las existencias individuales en la corriente colectiva, marcando así su función social al dotar de pasado común a la sociedad presente para conformar un identidad colectiva por medio del relato histórico, privilegio que en la antigüedad tenían los sacerdotes o jefes de tribu, ese relato conlleva a la continuidad de la vida misma a desarrollar la curiosidad por el conocimiento del otro, a desarrollar el interés por el bien común.
La Historia entonces como conocimiento impulsa al análisis para el desarrollo social, convirtiendo su enseñanza como lo menciona Marc Bloch en un “ejercicio critico y desmitificador” donde los paradigmas se rompen para dar origen a otros nuevos, en la enseñanza se debe de terminar con la interpretación monocausal y buscar la multicausalidad en el desarrollo histórico debido a que las representaciones históricas de hechos son una complejidad que necesita ser desentramada y a la vez articulada con otros hechos.
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